“En algunas villas y lugares de esta Capitanía General de Venezuela se acostumbra un bayle que denominan Xoropo escobillao, que por sus extremosos movimientos, desplantes, taconeos y otras suciedades que lo infaman, ha sido mal visto por algunas personas de seso”
Profesor Alirio Ramón Acosta
Cronista del municipio Esteller
El Joropo, Historia y Cuentos en el municipio Esteller
Del “Glosario de Voces indígenas de Venezuela” recogemos una cita que Lisandro Alvarado toma del de Juan José Chourión titulado “El joropo o
el
jarabe venezolano” el cual refiere las primeras noticias sobre las
manifestaciones de este baile en el país en 1749: “En algunas villas y
lugares de esta Capitanía General de Venezuela se acostumbra un bayle
que denominan Xoropo escobillao, que por sus extremosos movimientos,
desplantes, taconeos y otras suciedades que lo infaman, ha sido mal
visto por algunas personas de seso”; razón por la cual el Gobernador Don
Luis Francisco de Castellanos lo prohíbe, según él existía sacrilegio y
eran fiestas paganas las que celebraban los criollos con velorios y
bailes de joropo en honor a los ,
además a la protesta se sumaron los burgueses de la aristocracia
alegando que escandalizaban al clero. El mismo Chourión hace referencia
de una Real Cédula de mediados del siglo XVIII que “hallaba mucha
semejanza entre el joropo venezolano y el jarabe gatuno de México” muy a un baile en el Perú.

De tal manera, es de suponer que el joropo venezolano ya existía y probablemente -según historiadores e investigadores de
la materia- sus raíces provengan de España por su peculiar
manifestación de giros y acompañamientos típicos de la música medieval
traidos con la colonización. Quedando en evidencia que la palabra
“joropo” va desde Caracas hacia otras latitudes, conociéndose en el
llano como “parranda”. Sin embargo, entre los países suramericanos donde
más repunta este baile es en
y Venezuela, en los llanos de ambos territorios extendiéndose
paulatinamente a otras zonas. Pero es en Venezuela donde más arraigo ha
tenido, expresándose en importantes variantes que mezclan
estilizados de acuerdo a la región, como es el caso del joropo llanero,
guayanés, central, oriental, guaribero o cordillerano, horconiao y
urbano entre otros.
De esta misma forma referimos la existencia de
numerosos tipos de interpretaciones de joropos a través de instrumentos
musicales donde no falta el cuatro, el arpa y las maracas; entre estos
ritmos se encuentran: Seis corrido, Seis numerao, Seis por derecho, Seis
perreao, Pajarillo, Catira, Periquera, San Rafael, Quirpa, Carnaval,
Chipola, Guacharaca, Gavilán, Gabán, Zumba que zumba, etc. En la región
de los llanos el joropo está conformado por dos
conocidas como pasaje y golpe, formas musicales que se ejecutan con
cuatro, arpa y maracas. En ocasiones, el arpa es sustituida por la
bandola llanera.
En este sentido cada
de las comunidades de nuestra geografía nacional preserva en su
historia la forma cómo llega este típico baile venezolano a sus predios.
En el municipio Esteller data desde el nacimiento de la comunidad y
desde entonces son innumerables los cuentos y anécdotas sobre las
emotivas y vistosas parrandas realizadas tanto en la población como en
las comunidades rurales. Presumiblemente los primeros bailes de joropo
se realizan con nativos y pobladores venidos de las comunidades vecinas
para celebrar las fiestas del Santo Patrono. Aún se conoce de varios
caseríos que armaban grandes bailoteos de joropo en diferentes épocas
del año, a saber: En Mantecal a principios de la comunidad con parrandas
que amanecían; y a mediados del siglo pasado en las Trincheras en la
casa de Jonás Rivero, en Maporal duraban los bailes casi una semana, en
Negrones los mejores se realizaban en casa de Atanasio Loyo, en Bucaral
los presentaba Concepción Jara, en La Montaña fueron muy fastuosos antes
de la trágica muerte de Camilo Pérez; así como estos caseríos tambien
otras comunidades de la jurisdicción organizaban sus bailes para
celebrar cualquier evento.
Se cuenta que en el desaparecido caserío
El Paradero el señor Purifico Matute creó un joropo muy popular en la
época llamado “El golpe de la California". También se cuenta que en una
oportunidad hubo un gran baile en la casa de Jonás Rivero en Las
Trincheras, la gente presenció y participó en la fiesta contaron que los
copleros Pancho Soto y Reyes Zabaleta duraron más de un día
contrapunteando, previamente estos copleros habían pactado no repetir
los versos, el que lo hiciese perdía y se marchaba del baile, resulta
que al siguiente día ambos copleros se despidieron sin repetir ningún
verso.
Otra anécdota de estos festines
campestres narra que cuando la señora Toribia Echenique tenía 8 meses de
embarazo se antojó de ir a una de esas fiestas, pero su esposo Mamerto
Jiménez se opuso y al fin accedió a la petición sugiriéndole que
“tuviese mucho cuidado porque estaba muy preñada”, a lo que ella le
replicó “no importa, lo paro bailando”; a los pocos días nació Ramón
Echenique popularmente conocido como “El hijo de jacha y machete”.