CONVERSAS DE
HATO
Omar Carrero Araque
Baquiano
2013
En una
de mis estadas en una fundación ganadera de la bajura apureña tuve la
oportunidad de compartir vivencias y conversatorios con el peonaje y con
algunos caporales de sabana en una actividad que me llevó hacia una experiencia
única por lo enriquecedor que resultó el 
contacto. 
Desde la quietud del chinchorro de mosquitero coliao pude
escuchar, antes que intervenir,  la
conversa que sostenían los peones, referidas a su participación en los trabajos
de ese día, casi siempre cargada de picardía y chalequeo, una conversa que me
llevó a las coplas guerrereñas de “al café y a los
caballos” en las que el cantador y poeta elorzano  hace 
una bonita apología  de la faena
llanera. 
Lo curioso del caso se refiere a los
vocablos especiales que manejan los 
llaneros de hato, un vocabulario restringido y las más de las veces
incomprensible para todo aquel ajeno a la vida hatera. Parte de estas
conversaciones pasaron a rellenar algunas páginas de mi cuaderno de
anotaciones, las cuales transcribo para su lectura y ensayo de comprensión por
parte de los legos de la llanería auténtica:
Peón 1: Mire parientico, déjame asegurá el
jico para guindá y tratá de enderazá este chinchorro que me salió con tanta
pierna que se me dificulta pegá el ojo. Esta madrugá yo entuavía  estaba
finito, con los ojos pelaos como bocachico en nevera y vide cuando apareció becerrero
más brillante que nunca  poallá encima de
aquel Toco viejo. 
Peón
2: Está bien familia, yo también voy a guindá pa´ vé si pongo los chíscanos de
pa´ rriba y dales un reposito porque ya llevo una semana metiéndoles la mocha
en estos barriales que me han puesto las ñaras taquiás de sabañón y de seguí
así, segurito primo que me cae hormiguillo.
Hoy
voy a pegá el ojo bien contento porque me rindió la brega, moví bien los
guarales y pegué 20 chifles y encima deso maté de un chaparrazo a una bocafría
de esas que mi agüelo nombraba palpo que por poco me malogra. 
Peón
3: Yo tampoco me puedo quejá porque de vuelta vide un  aguaje en el pozo de las chenchenas y apenas
lancé el albarico y ahí mismito atravesé a un buen chereco.  Chacá la toca le dije al Sute, mi compinche de
siempre,  pa´ raspá y relajá este bocao.
Un poco más abajo, en el pozo de las caramas, revisé el chirare y ahí enrredao
en sus propias barbas estaba el bastimento pa´ los barrigones, un pijoleto rayao
empeñao en meté retroceso para juyí, pero que vá. 
Peón 4: Esa es la suerte que nos da El
Viejito cámara, que nunca le falta a naiden, en mi conuco la macuca y los
topochos están pidiéndole al chocotero que los saque y los ponga a jerví  y que revise el agaje pa´ que los junten en el
plato con un buen pedazo de queso pumé 
de ese  concha negra, jecha de
bosta fresca y baba e´guamacho. 
Peón 5: Bueno Catire a dormir tempranero
porque en la mañanita te tienes que ajilá a cebá el molino del rincón pero no
se te olvide llevarte un ñaure por si te encuentras con los báquiros y también
te cargas el murrial porque los jobales están soltando mucha marapa y así
podrás traerte  un buen bojote pa´ los
chuzos enchiqueraos, que así tendrán como 
chasquiar por unos días. Endemás 
deja ya de está chalequeando al 
guate Leonidas  porque tú sabes
que ese niguatoso así con lo jipato y to, es muy corisco y de ná se pone como
chinata cuquiá y lo más jodío  es que
tira pata y manga sin piedá y de verdaita te digo que nunca le falta una pico
e´loro empretiná.
Mira Rafelinacio, tu que estás más cerca del
mecho,  apágalo pa´llamá sueño, pero
antes nos suelta un buen cacho pa´pegá los ojos entre chacotas y así dormí como
pijita con teta.  
Peón 6: Ahorita Ñerito no estoy pa´cachos
porque entuavía ando con un tembleque por todo el cuerpo y asustao  por el topetazo que me di con manomota,
frente a frente en la pica del caujaro. Allí de sopetón me jayé en la boca de
ese animalón rayao y bigotú con la capotera subida  que me mostró los de rompeñervo casi a medio
metro de las chingas. Yo me entregué a 
matasilva y entre chorros de miao le imploré por mis suticos, que me sacara
de la desgracia. Ahí mismito vi  un
puntico de luz por entre las agallas del tigre y por ahí mismo, sin dilatá un
segundo, metí  la zurda por ese hueco con
tal juerza  que me salió pal otro lao y
sin mucho  dilatá le
agarré el rabo y con la misma templé con toda la gana que pude y en ese trance
voltié al animal que quedó con el costillar pa´fuera.  Así parienticos que por esta esta vez me  discurpo 
pero les prometo que en la primera los cacheo!!  Buenas noches y que sueñen con Yo!!     
Al desdibujarse el alba,  puntero apaga su fulgor y el amago  de un caballo rucio alborota las carrizas que
entre chiflidos sienten el frescor del riego que baja del cielo, que de gota en
gota enchumba los lambedorales del fangurrial.  
 


 el
 jarabe venezolano” el cual refiere las primeras noticias sobre las 
manifestaciones de este baile en el país en 1749: “En algunas villas y 
lugares de esta Capitanía General de Venezuela se acostumbra un bayle 
que denominan Xoropo escobillao, que por sus extremosos movimientos, 
desplantes, taconeos y otras suciedades que lo infaman, ha sido mal 
visto por algunas personas de seso”; razón por la cual el Gobernador Don
 Luis Francisco de Castellanos lo prohíbe, según él existía sacrilegio y
 eran fiestas paganas las que celebraban los criollos con velorios y 
bailes de joropo en honor a los ,
 además a la protesta se sumaron los burgueses de la aristocracia 
alegando que escandalizaban al clero. El mismo Chourión hace referencia 
de una Real Cédula de mediados del siglo XVIII que “hallaba mucha 
semejanza entre el joropo venezolano y el jarabe gatuno de México” muy  a un baile en el Perú.
el
 jarabe venezolano” el cual refiere las primeras noticias sobre las 
manifestaciones de este baile en el país en 1749: “En algunas villas y 
lugares de esta Capitanía General de Venezuela se acostumbra un bayle 
que denominan Xoropo escobillao, que por sus extremosos movimientos, 
desplantes, taconeos y otras suciedades que lo infaman, ha sido mal 
visto por algunas personas de seso”; razón por la cual el Gobernador Don
 Luis Francisco de Castellanos lo prohíbe, según él existía sacrilegio y
 eran fiestas paganas las que celebraban los criollos con velorios y 
bailes de joropo en honor a los ,
 además a la protesta se sumaron los burgueses de la aristocracia 
alegando que escandalizaban al clero. El mismo Chourión hace referencia 
de una Real Cédula de mediados del siglo XVIII que “hallaba mucha 
semejanza entre el joropo venezolano y el jarabe gatuno de México” muy  a un baile en el Perú.

